SINOPSIS

A finales de los años 60 del siglo pasado la familia Alexander parte desde Hamburgo (Alemania) hasta Santa Cruz de Tenerife (España), siguiendo, lo que ellos interpretaron, como señales divinas: "tuve la impresión de que mi Dios quería evitarnos un mal enviándonos lejos" dijo en su declaración policial Harald Alexander, el padre de familia. 

Al poco de llegar a Santa Cruz de Tenerife padre e hijo, matan y mutilan a su esposa/madre y a sus dos hijas/hermanas, respectivamente. "El arcángel San Gabriel nos ha encargado arreglar el mundo", señalan en su declaración policial. Se declaran autores del crimen, pero niegan responsabilidad. 

El juicio se celebra dos años después y los psiquiatras forenses les diagnostican esquizofrenia paranoide Durante las 4 horas que dura el juicio ninguno de los acusados habla. Solo miran. La interprete los cogía levemente del brazo para traducir lo que decían, pero no contestaban, mantenían la mirada perdida en el infinito.

Se piden tres penas de muerte para Harald Alexander y 20 años de reclusión por cada uno de los asesinatos para Frank. En la sentencia final, padre e hijo, quedan absueltos del caso por trastorno mental, y se les envía al sanatorio psiquiátrico de la cárcel de Carabanchel, donde permanecen 23 años internos. 

Foucault creía que las cárceles sirven a un propósito mayor que simplemente encarcelar delincuentes. "No se castiga para borrar un crimen, sino para transformar a un culpable", escribe. Las cartas que escriben los Alexander y los informes judiciales y médicos de esta época, son muy reveladores de su paso por prisión y su estado anímico, emocional y mental. Sus palabras, nos guían a través de su travesía. "Yo tenía entonces 16 años y cumplo en breve 31 años" escribía en 1985, 4 años después, escribía: "...han pasado 19 años, y puede estar seguro que estoy completamente curado." En 1991, ya en tratamiento ambulatorio, se dirige a la fiscalía para explicar la situación de su padre, que ha tenido un rebrote de la enfermedad, y como "...lo acompañé esta mañana, día 14, al aeropuerto, donde tomó el avión para Frankfurt..."

En 1995, escribe una última carta: "...tras el cumplimiento de 23 años de prisión...opté por propia voluntad abandonar España."

EL último capítulo de esta historia se centra en la búsqueda de Frank, en su retorno a Alemania y en su vida tras haber cumplido prisión.